COMPETITIVIDAD, ¿PARA QUÉ?

Roberto Hidalgo Flor

El objetivo final de todo país es alcanzar el bienestar de su población en términos de salud, educación, trabajo y vivienda. La historia nos demuestra que, lamentablemente, esto no se alcanza para todos los integrantes de una sociedad, pero sí podemos conocer que determinados países, bajo determinadas circunstancias, han podido acercarse de mejor manera a ese objetivo final.

Al hablar de competitividad, el término nos lleva a la idea de competencia, es decir, que unos obtienen mejores resultados, posiblemente en detrimento de otros. Esto se da entre personas, empresas y países. La noción de competencia viene desde inicios de la humanidad: dos cazadores tras una presa intentaban vencerse entre ellos; los grupos que triunfaban sobre otros los esclavizaban para su propio beneficio; en la era moderna, unos países triunfan sobre otros en ampliar los mercados en los que colocan sus productos; unas empresas ganan clientes que les “quitan” a otras empresas; al buscar un empleo unas personas lo obtienen y otras no. Según define la Real Academia, la competitividad es la capacidad de competir, lo que significa que hay que mejorar capacidades para ser más competitivo.

En términos económicos la competitividad está relacionada a productividad y calidad, pero también a conseguir acceso a mercados. Lo anterior es válido para un país y también para una empresa. Los gerentes de cualquier empresa pueden hacer esfuerzos internos para ser más competitivos, por ejemplo, capacitar su personal, pagar salarios adecuados, adquirir buena tecnología, pero si no tienen buenos proveedores, porque la cadena productiva de la que son parte no los tiene, esos esfuerzos internos se desaprovecharán. Los empresarios relacionados a una cadena productiva pueden influir para que la mayoría de empresas de su sector de actividad económica mejoren y así tratar de ser una cadena productiva competitiva, pero si el país en el que están no ofrece condiciones adecuadas, el empeño que pongan no surtirá los efectos deseados. Finalmente, un país será competitivo si se crean las condiciones adecuadas para que sus cadenas productivas y sus empresas puedan ser competitivas.

A la competitividad que puedan alcanzar las empresas, cadenas productivas, regiones y, finalmente, un país, es lo que llamamos competitividad sistémica. Todos los elementos del sistema tienen que alcanzar esa característica, caso contrario, los esfuerzos de cualquiera de ellos se diluirán. Un país competitivo, con empresas que tengan también esa característica, tendrá mejores posibilidades de dar a su población mejores condiciones de salud, educación, trabajo y vivienda, es decir, de llegar a ser una sociedad viable en el corto, mediano y largo plazo.

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